Sex-dualid@d

El sexo y el género en la comunicación

30.11.09

LOS JUGUETES NO ENTIENDEN DE SEXO

Publicado por DreamArt |





Para empezar, quiero comentar la foto escogida para iniciar la entrada. En ella, aparece una niña con una Barbie, y un niño con un coche, pero el lema es sonrojante: "Ahora yo era una Barbie y tú un campeón de Hot Wheels. ¿Vale?". Así, sin comas. Se supone que lo dice la niña de la fotografía. Es decir, a esa niña todo le indica que se espera de ella que quiera ser una Barbie y de él que sea todo un campeón.

Ahora que empezamos Noviembre, la televisión nos empieza a bombardear con todos esos anuncios de juguetes que, como cada año resurgen para fomentar las supuestas "diferencias entre niños y niñas". Muñecas a las que se puede maquillar para estar guapas para ellos, o bebés que vomitan, hacen sus necesidades y dicen “mamá”. Productos que se venden en la televisión revestidos de rosa, son en realidad provocadores una vez más de conductas y roles sexistas que se aprenden desde edad temprana.

“Los juguetes no son en sí sexistas”, advierten algunas campañas, pero tenemos que aprender a jugar con ellos.

Las niñas, según la publicidad de juguetes, se divierten peinándose y poniendose guapas. La estética, la moda y el maquillaje ocupa una parte importante de los juegos ofertados, pero los roles femeninos son aún más marcados: “la niña cuida a la muñeca, limpia, cocina, pone vacunas”, la niña es la madre y cuidadora a la que parece estar destinada a convertirse inevitablemente, y cuyo papel es cultivado desde la infancia con estos juguetes.

Los niños, sin embargo, además de los típicos coches y muñecos de pelea, protagonizan la publicidad de juegos de desarrollo intelectual, como las construcciones. Sus actividades están con frecuencia ambientadas y orientadas al exterior de la casa, mientras que en estos anuncios las niñas juegan dentro del hogar.

Pero no es simplemente el juguete o el escenario escogido lo que llama la atención de estos anuncios desde el punto de vista sexista, sino que también el lenguaje utilizado es especialmente destacable. Si nos damos cuenta, en los anuncios para niñas, las voces en off son de niñas, con ese aire cursi, mientras que en los de niños la voz suele ser la de un hombre adulto, vendiendo el estereotipo de acción, de velocidad, con un lenguaje más agresivo.

No son solo los anuncios los que incitan a los comportamientos sexistas. Los propios juguetes en su gran mayoría son válidos tanto para niñas como para niños, pero los roles están también en nuestros hábitos. La forma de jugar con ellos es la que establece su valor igualitario.

Las madres y los padres que elijen los juguetes tienen que apartar de su cabeza la idea de que un niño cuidando de un bebé de juguete es algo raro, y que si pide una plancha para Reyes, ese niño no tiene remedio. Niños y niñas deben compartir juegos y roles desde pequeños para cambiar las pautas sociales a las que estamos acostumbrados y tener así una visión equitativa de los roles sexistas ya desde temprana edad. Por tanto, los padres son una figura principal en la elección de juguetes para los niños. Los niños no nacen gustándoles el color azul, ni las niñas el color rosa, son roles que se imponen desde temprana edad sin apenas darnos cuenta. Lo mismo ocurre con el balón o con la Barbie.

Por tanto, ¿Cómo queremos lograr una sociedad basada en una igualdad de sexos si nosotros mismos somos los que transmitimos estos roles sexistas a los niños? Porque es muy fácil culpar a la publicidad de que es ella quien transmite estos valores. Pero alto, que los niños no pueden decidir, pero los padres sí. Son los padres quienes no tienen que dotar al niño o niña del color azul o el rosa, del camión o la plancha, del balón o la Barbie. Hay que "poner" todos los juguetes delante del niño y que sea él quine elija, sin imponer nada.

En la educación está la clave para una sociedad en igualdad de sexos, y tenemos todas las herramientas en nuestra mano para lograrla.

19.11.09

Las campañas de CK: provocación intencionada

Publicado por DreamArt |



La publicidad nunca ha sido inocente y siempre ha cogido los beneficios de su entorno. A partir de los años sesenta surgió una nueva generación de jóvenes sexualmente liberados, y se desarrolló toda una máquina capitalizadora que los diferenció de las generaciones anteriores. La moda se animó a apostar a una publicidad diferente, sexual y arriesgada.


Desde hace mucho tiempo la publicidad ha recurrido al tema del sexo para promocionar un producto. Existen variadas razones para hacerlo, pero en muy pocas ocasiones su uso está plenamente justificado. Uno de los principales motivos es porque se piensa que de esta forma se logra que el espectador recuerde más el producto, ya que se crea una estimulación y un deseo por éste. La utilización del sexo en la publicidad está considerada como un “recurso fácil” de venta ya que, la opinión de que “el sexo vende” está muy generalizada. Así pues, los publicitarios siguen promoviendo símbolos sexuales en sus campañas porque funciona bien en la mayoría de los casos. Después de todo, la intención básica de cualquier anuncio exitoso es la de atraer la atención.


No obstante, el atractivo sexual puede generar tanto impresiones positivas como negativas. El uso en la publicidad se ha criticado con diversos argumentos. Los conservadores, a menudo lo consideran obsceno. Muchas feministas sienten que materializa a las mujeres (puesto que retratan a las mujeres de forma sexual más a menudo que a los hombres) e incluso algunos dicen que refuerza el sexismo. Cada vez más, se ha complicado esta discusión por la prevención sobre el crecimiento de temas andróginos y homoeróticos en marketing.


Calvin Klein ha estado en el frente de este movimiento, habiendo declarado él mismo, "los pantalones vaqueros tratan de sexo. La abundancia de carne desnuda es el último intento de los publicistas de dar a productos redundantes una nueva identidad." En los últimos años los anuncios de pantalones vaqueros, perfumes, y muchos otros productos han ofrecido imágenes provocativas que fueron diseñadas para activar respuestas sexuales de tan amplio espectro de la población como fuera posible, y para apelar a menudo a los deseos bisexuales reprimidos que se piensa comportan una mayor carga emocional.


La marca de moda Calvin Klein es conocida por sus diseños, pero lo es aún más por sus controversiales campañas publicitarias. Desde fines de los setentas CK ha sorprendido con sus campañas publicitarias subidas de tono. Encontró su originalidad en la ambigüedad de edad, género y preferencia sexual de sus modelos y así, con esta imagen, la marca supo como posicionarse. CK explotó brillantemente la controversia para obtener cobertura mediática. Con cada campaña que lindaba entre lo sensual y lo pornográfico lograba que los grupos conservadores de la sociedad se quejaran ante las autoridades para que levanten las campañas, resultando en un movimiento mediático que generaba debates en los medios de comunicación alrededor de la marca.


Desde su primer anuncio censurado, en el que aparecía Brooke Shields, una joven de 16 años que publicitaba unos jeans de CK diciendo la famosa frase Do you want to know what comes between me and my Calvins? Nothing (¿Quieres saber qué hay entre yo y mis Calvins? Nada), hasta su última campaña censurada, han pasado 30 años.


El último escándalo de CK fue en enero de 2009. Esta vez fue turno de los tríos adolescentes. Un anuncio en una avenida del barrio Soho de Nueva York muestra a tres jóvenes a punto de tener relaciones y a otro en el suelo con los ojos cerrados. La adaptación a TV fue censurada en EEUU. No obstante, las reacciones de los públicos fueron, sobretodo, diversas. Así pues, el “provocador” anuncio de CK salió en numerosos medios comunicativos en los que se podía encontrar titulares como los siguientes: Calvin Klein escandaliza a los neoyorquinos con un anuncio erótico o, Neoyorquinos se alarman con “publicidad sexy” de Calvin Klein.


Sean o no de agrado a los espectadores este tipo de anuncios, Calvin Klein siempre ha contratado fotógrafos de renombre en el mundo de la moda, mezclando el sexo con la tendencia del momento. Así, esta marca se reinventa a sí misma seduciendo a los consumidores que tanto gustan de las controversias.


Las consecuencias más valoradas de sus provocadoras campañas son la censura y la publicity que ésta proporciona a la marca. Cada vez que un anuncio de CK es censurado en cualquier región del mundo, miles de medios de comunicación están comentando dicho anuncio aumentando así el conocimiento de la marca por parte de la sociedad. Estas actuaciones benefician a la marca más que la perjudican.


Es por esto que cabe afirmar que el motivo de las acciones de comunicación de la marca de moda Calvin Klein es, clara y perspicazmente, la provocación.

http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=622090&idseccio_PK=1028

9.11.09

La mujer y el sexo venden

Publicado por DreamArt |


Una mulata que invita a disfrutar de sus pechos a quien pruebe su vaso de ron; una provocativa azafata con una cortísima minifalda utilizada como reclamo para promocionar una compañía aérea; un vientre con una flecha tatuada señalando el camino hacia el sexo para anunciar una marca de whisky...El sexo vende. Y los anunciantes no dudan en utilizarlo aunque en muchos casos sea a costa de denigrar al sexo femenino.

¿Puede un anunciante sugerir la idea de que emborrachando a una chica podremos disfrutar de sus favores? ¿O mostrar a una mujer desnuda y encadenada como premio por la compra de un producto? ¿Acaso no toman medidas las Administraciones competentes contra los empresarios que maltratan a las mujeres en sus anuncios, presentándolas como meros trofeos para quienes compren sus productos? En la publicidad, la frontera entre el sexo y el sexismo es muy estrecha. Y son muchos los que la cruzan a sabiendas de que no hay nadie que se lo impida.

La Ley General de Publicidad de 1988 prohíbe todo anuncio "que atente contra la dignidad de la persona o vulnere los valores o derechos reconocidos en la Constitución". Sin embargo, y a la vista de los datos ofrecidos por el Instituto de la Mujer y las numerosas denuncias presentadas cada año por asociaciones de mujeres, de consumidores y sindicatos, los anunciantes no se toman la ley demasiado en serio.

"Televisión busca presentadora con pechos grandes". Este anuncio de una cadena local
denunciado por la Secretaría de la Mujer del sindicato CC.OO., es un ejemplo extremo del machismo implícito en las ofertas de trabajo que pueden leerse en los periódicos. Estos anuncios junto con la publicidad aparecen a diario en los medios de comunicación.

Sus técnicos están suficientemente preparados, y de sobra concienciados, para trabajar en el ámbito del control de la publicidad y los medios de comunicación, por lo que si tuviesen el poder de sancionar a quienes incumplen la legislación vigente, posiblemente se produciría un cambio en la actitud de numerosos anunciantes, que comenzarían a concienciarse sobre la necesidad de respetar la dignidad de la mujer y dejar de presentarla como un simple trofeo para el comprador de un producto.


Nuestra opinión es clara y concisa cuando pretendemos demostrar que todavía en el siglo XXI la mujer y el sexo sirven para vender, como si fuera necesario en muchas ocasiones vender determinados productos, como el alcohol, de esta manera, y por lo contrario no se pudieran vender. Además de que todas las mujeres que aparecen en estos anuncios tienen cuerpos que llaman a la lujuria.

Es denigrante que todavía en el siglo XXI, aparezcan anuncios que atenten a la dignidad del sexo femenino, ofreciendo sus cuerpos y comportándose como sumisas a los hombres que consumen determinados productos.

No sólo pueden llegar a denigrar al sexo femenino de esta manera, también lo consiguen con la mayoría de anuncios de productos de limpieza, entre otros, que siguen destinándose para mujeres en el 80% de los que se emiten o publican, como si todavía destinasen las tareas de la casa para las mujeres solamente.

En este caso, cabe concluir diciendo, que la sociedad puede estar avanzando y creciendo velozmente, pero en algunos casos se sigue comportando como siglos atrás.

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