Muchas son las opiniones acerca de la existencia, precisa o no, de la televisión pública. No obstante, son más las teorías que defienden que, actualmente, la necesidad de la presencia de dicho servicio público en la sociedad es innegable. La televisión pública es necesaria en toda sociedad para que ésta reciba una información y unos valores que no estén condicionados por intereses privados, tanto económicos como políticos, como ocurre en las televisiones privadas. Dicho servicio público, puesto a disposición de la sociedad, debe estar al servicio de la cultura, de la educación, formación y entretenimiento de los ciudadanos, así como debe ofrecer una mayor variedad de programación, que evite la estandarización y producción en serie de contenidos, creada por la Industria cultural y reforzada por las televisiones privadas. Todos ellos son iguales entre sí y los de los demás canales privados, impidiendo a los televidentes la posibilidad de elección e imponiéndoles una única realidad, social, económica, política e informativa.
Ante esta situación y analizando las funciones de los medios de comunicación de masas, entre las que cabe destacar la transmisión de valores y el entretenimiento, en este caso, cabe decir que las televisiones privadas, en muchas ocasiones, no cumplen dichas funciones sino que, contrariamente, producen disfunciones. La emisión de algunos contenidos de las televisiones privadas tiene graves efectos en la sociedad, los cuales designamos como disfunciones de los medios de comunicación de masas, que tienen como consecuencia la disminución del desarrollo social. De ahí la necesidad de una televisión que se contraponga a ésta y sirva como alternativa.
Las afirmaciones anteriores podemos evidenciarlas si analizamos y comparamos la programación de una cadena privada (tele5) y una cadena pública (TVE). La programación de TVE es más variada, incorporando a lo largo de la semana programas de cine, reportajes de actualidad (Españoles por el Mundo, Comando Actualidad), debate (59”) e informativos (Informe Semanal). En cambio, el núcleo de la programación de Tele5 gira en torno a los reality (Gran Hermano) y programas como La Noria, basada en una frívola combinación de asuntos serios y chismes del corazón. Así pues, contrastando la programación de dichas cadenas en horario de tarde (18:00h), el cual es también horario infantil, nos encontramos en tele5 con el programa Sálvame Deluxe, en el cual se emiten imágenes e informaciones de carácter sexual y del corazón, entre otros, no muy aptos, obviamente, para los públicos que a esa hora puedan tener. Por otra parte, durante la misma franja horaria, en TVE encontramos el programa de informativos y actualidad España Directo, el cual a diferencia del anteriormente nombrado, informa, educa y culturiza, en mayor medida al menos, que el anterior.
En el análisis comparativo de estas dos televisiones podemos comprobar también la diferencia en cuanto a la forma de uso y cantidad del contenido sexual en su programación, siendo el sexo en tele5 un tema que sobrepasa lo habitual y se convierte en excesivo y sobreexplotado, por la elevada y continuada presencia de éste en la mayoría de sus programas. Esto se debe al beneficio económico que obtienen emitiendo estos programas, que desgraciadamente atraen a la audiencia, y que por el contrario suponen un perjudico social, en la medida en que lejos de informar, educar, culturizar o entretener, abastecen a la sociedad de cotilleos, imágenes y escenas innecesarias e infructuosas.
Con todo esto se hace incuestionable e inevitable la supremacía de los intereses de las estructuras económicas y políticas que se encuentran tras los medios de comunicación de masas, tanto de los públicos, con intereses políticos, como de los privados, sobre todo con intereses económicos, que condicionan y manipulan a su antojo los mensajes que llegan e influyen a la sociedad.
Aida Palomero Sebastià